El objetivo principal de un análisis del Costo del Ciclo de Vida (CCV) de un activo es, como su nombre lo indica, cuantificar la totalidad de los gastos (directos o indirectos, fijos o variables) pagados por este a lo largo de su vida útil, esto incluye los costos generados en las diferentes etapas de su vida como: investigación y desarrollo, adquisición, construcción, operación y desincorporación. Esta información es muy útil para soportar técnicamente decisiones (basado en un análisis económico) de compra de equipos, optimización y re-diseños, programación de mantenimientos y re-potenciación o sustitución de un activo.
El CCV suele estar soportado por una serie de análisis complementarios como: Análisis de Confiabilidad-Disponibilidad-Mantenibilidad (RAM por sus siglas en ingles), análisis económicos y análisis de riesgos entre otros. El analisis de CCV normalmente es aplicado para:
• Evaluación y comparación de diseños alternativos.
• Estudios de viabilidad económica.
• Proyectos de optimización de costos operacionales.
• Evaluación y comparación de estrategias de uso, operación y mantenimiento.
• Evaluación y comparación de reemplazos, rehabilitación o desincorporación de equipos.
• Optimización en la asignación de recursos para actividades de mejoras de equipos.
• Planificación financiera de largo plazo.
Es fácil entender que el total de los CCV de un activo no solo comprende los costos de adquisición sino también los costos de producción como: Costos de construcción, operaciones, mantenimiento, logística y otros, los cuales suelen ser más alto que los primeros. Típicamente los costos de producción están entre un 60% a 80% del costo total del ciclo de vida útil de un activo, es por eso la importancia y la necesidad de establecer estrategias para minimizar en lo posible estos costos en las etapas tempranas de la vida de los activos.
Existe muchos métodos para calcular el CCV, casi todos normalizados y estandarizados, que básicamente proveen los procedimientos y formulas para su cálculo, sin embrago son cuatro los estándares industriales referidos específicamente al término de CCV, estas son las normas: ISO 15663, IEC 60300-3-3, NORSOK-0CR-001/2 y SEA-ARP 4293/4294.
Pero si bien es importante hacer los cálculos (que generalmente se hacen con ayuda de un software), es mucho más importante y en la mayoría de los casos bien complicado, recolectar la información necesaria para tal trabajo, en este aspecto tiene mucha importancia como clasificamos y categorizamos los costos.
La tabla anexa, muestra la diferencia en la categorización de los costos de la norma ISO y NORDOK, dos normas orientadas al sector de petróleo y gas. Tal vez para las personas que trabajan en este sector de la industria, no sea extraño los términos CAPEX (Capital expenditure) y OPEX (Operation Expenditure) mencionados en la norma ISO 15663.
Pero en la práctica existen otras dificultades más allá de la categorización de los costos, problemas relacionados con la determinación real de los costos de un activo como:
1. Costos operacionales pocos visibles.
2. Factores de costos aplicados incorrectamente (mal identificados o mal categorizados).
3. Procedimientos contables mal aplicados.
4. Políticas presupuestarias pocos flexibles, que no permiten re-categorizar los costos.
5. Procesos Inflacionarios.
6. Procesos de devaluación de la moneda.
7. Otros.
Estos son aspecto de la práctica cotidiana en la vida productiva de un activo que provoca inexactitud a la hora de calcular el CCV y pueden generar punto de vistas erróneos y a su vez tomas de decisiones que no están alineadas con un real proceso de costo beneficio. Por eso es esencial desarrollar un perfil de costo que incluya los siguientes pasos:
1. Identificar todas las actividades que a lo largo del ciclo de vida de un activo generen costos de un tipo u otro.
2. Relacionar cada actividad realizada con una categoría especifica dentro de la estructura seleccionada.
3. Establecer para cada actividad los factores apropiados del costo a valor constante de la moneda (esto corrige los efectos de la inflación, devaluación y cambio de precios).
Cuando hablamos de confiabilidad, disponibilidad o mantenibilidad, estamos hablando también del costo operacional (OPEX), la ingeniería de confiabilidad busca predecir y evitar las fallas, mientras que la ingeniería de mantenimiento busca restaurar las fallas, en el menor tiempo posible, con el menor impacto. No obstante, prevenir y reparar las fallas cuesta dinero, por lo que es el factor económico donde ambas actividades concurren. Sabemos que la calidad y frecuencia de las actividades de mantenimiento repercuten positiva o negativamente en el CCV total de un activo, es por eso que existe tantas estrategias de mantenimientos enfocadas a mejorar y optimizar estas actividades a través de la predicción y eliminación de las indisponibilidades provocadas por: fallas de equipos, actividades de mantenimiento y paradas de emergencias, con el objetivo primario de extender la vida útil de un activo a través de la optimización de su uso.
Muchas tendencias en prácticas operacionales están enfocadas en obtener un bajo CCV maximizando la confiabilidad y disponibilidad de los equipos, sin embargo, no podemos olvidar el efecto que tiene un buen diseño y una adecuada construcción de las instalaciones en la etapa de produccion de los activos, esto quiere decir que no solo reduciendo los costos operacionales podemos tener un bajo CCV, históricamente ha sido más fácil poner la atención en la reducción de los costos operacionales (operaciones orientadas por costos), que en visualizar de los problemas futuros en las etapas de diseño y construcción, no obstante esto no provee la mejor posición para maximizar las ganancias y el retorno de inversión de los accionistas.