En otras oportunidades he hablado de lo que he denominado el "Síndrome de Ellos y Nosotros” que existe generalmente en organizaciones que no tienen liderazgo fuerte y consolidado, el principal síntoma de este síndrome se manifiesta cuando el líder de una organización da la oportunidad a dos o mas grupos de culpar a los otros de sus propios fracasos y esto desencadena en sentimientos antagónicos donde se piensa que “si ellos se ven bien, nosotros nos vemos mal”, lo que a su vez producen reacciones que terminan saboteando los esfuerzos de las empresas para lograr sus objetivos.
Otra variedad de este síndrome se da por la necesidad de algunos lideres de poder influir y controlar todo a su al rededor, hasta el punto de estimular rencillas entre grupos que por naturaleza deben ser aliados con el fin de fomentar el caos, desorden e incluso inacción en aspectos relevante de las operaciones, para posteriormente justificar una acción organizacional que ponga remedio a la situación que ellos mismos provocaron.
Es muy común ver que cuando un nuevo líder entra a una organización quiera rodearse de personas de su total confianza, personas en las que pueda influir rápidamente y convertirlos en sus lazarillos para que lo guíen en un camino de tranquilidad y sin obstáculos, esto es parte de la naturaleza humana y para mi no esta mal, lo que pudiera estar mal es que en la búsqueda del control y la confianza incondicional el líder descarte a las personas que ya conocen la empresa y que pueden aportar mucho a su gestión simplemente por el hecho de no querer lidiar con personas con capacidad de discutir y fundamentar cada una de sus decisiones.
Es común y saludable que un líder tenga en su equipo personas con menos y mas experiencia que él y debe tener suficiente inteligencia emocional para lidiar y sacarle provecho a aquellos que aun con sus toques de arrogancia y soberbia pueden llevarlo también por un caminos de tranquilidad y éxito.
Fomentar un choque de trenes entre estos últimos y sus incondicionales conduce generalmente a la malversación de la autoridad entre ellos, las rivalidades se acrecienta y la competencia sana desaparece evitando que los equipos se integren y produciendo un clima de trabajo pesado y poco productivo.
Es tareas de los lideres, evitar que las personas de su equipo se subestimen o se menosprecien unos a otros, especialmente sobre la habilidad y capacidad para comprender los procesos y hacer sus propios trabajos, ellos, los lideres, deben orientar los esfuerzos hacia el trabajo en equipo, la eficiencia operacional y el mejoramiento continuo.