“…Desearía que reclutáramos personas con poca experiencia, porque las de experiencia vienen con vicios…” esta triste pero autentica frase fue expresada durante una reunión de arranque de un proyecto para un cliente importante cuando nos disponíamos a discutir la organización del mismo.
Cada vez con más frecuencia escucho frases como esta que reniegan de la experiencia profesional de las personas y la asocian con vicios laborales que en la mayoría de los casos son infundados.
Sin embargo, lo
que para algunas personas representa un vicio para otras podría ser una virtud, hábito o costumbre que en vez de estar asociada a cosas negativas (mentira, falsedad o engaño) reflejan la capacidad de ciertas personas de sentir, juzgar y actuar conforme a sus principios de modo coherente y persistente.
Socrates relacionaba a la virtud con conocimiento y al vicio con ignorancia, expresaba que el saber es lo que nos permite actuar de forma correcta y solo se actual mal por ignorancia, porque se desconoce la virtud.
Socrates relacionaba a la virtud con conocimiento y al vicio con ignorancia, expresaba que el saber es lo que nos permite actuar de forma correcta y solo se actual mal por ignorancia, porque se desconoce la virtud.
Hoy
día muchas empresas y gerentes comenten el error de no tomar en cuenta la
experiencia (el saber) de las personas en la planificación del desarrollo del recurso
humano, no ven la excelente combinación que puede resultar de la experiencia de
unos y las ganas de aprender de otros y solo se enfocan en ver el tamaño de los
pasivos laborales y en el temor de que no se cumplan con exactitud los
lineamientos de la gerencia.
Este temor casi siempre es producto de la relación directa que existe entre los años de experiencia, la sagacidad y la perspicacia de un individuo, que a su vez
casi siempre viene acompañada de astucia, prudencia y de la capacidad de prevenir,
entender y comprender las cosas como son, en otras palabras, una persona con
experiencia tiene la capacidad de discutir y fundamentar cada una de sus
decisiones y esto en la mayoría de los casos resulta incómodo para la línea
gerencial acostumbrada a recibir siempre un si por respuesta.
Sin embargo y a pesar de estar en desacuerdo con esta generalización que sobre la gente con experiencia recae, tengo que admitir que existen algunas características negativas que frecuentemente pueden atribuirse a las personas con experiencia, principalmente dos: la Arrogancia y la Soberbia, ambas relacionadas con el hecho de sentirse superiores o valorados por encima de los demás y creer que se tiene mas privilegios de lo que realmente tiene derecho, algunos sostienen que donde hay soberbia hay ignorancia, pero donde hay humildad hay sabiduría, entonces me atrevería a decir que el antídotos para ambos "vicios" es la humildad.
La arrogancia también es llamada la enfermedad del líder, un padecimiento que aleja al individuo de la realidad y lo acostumbra a despachar desde un trono aislado, quedando en manos de las versiones de otros que presentan solo lo bueno y minimizan lo malo, afectando su capacidad para tomar decisiones, despreciando o exagerando a su vez los factores que afectan a una determinada situación.
Un líder con experiencia deber entender que si las personas están siempre de acuerdo con sus ideas y planteamientos es muy posible que esté haciendo mal su trabajo, debe saber que si le molestan las sugerencias de otros y las menosprecia es porque posiblemente ya ha caído en el lado oscuro de la arrogancia y la soberbia.
llegar a ser un líder exitoso tiene sus méritos, pero lo que sigue no siempre es fácil, cuando vamos subiendo tenemos el deseo de ganar y llegar a la cumbre, en ese momento la pasión nubla al espíritu y lo estimula, pero una vez conquistada la cumbre la determinación se acaba, la energía disminuye y los vicios surgen.
Siempre debemos tratar de avanzar con cautela y evitar caer en las trampas de nuestro propio conocimiento y excesiva autoestima, seamos lideres humilde pero orgullosos de lo que sabemos evitando llegar a los extremos de la arrogancia y de la soberbia, logrando equilibrar nuestras actitudes y nuestras virtudes.
La arrogancia también es llamada la enfermedad del líder, un padecimiento que aleja al individuo de la realidad y lo acostumbra a despachar desde un trono aislado, quedando en manos de las versiones de otros que presentan solo lo bueno y minimizan lo malo, afectando su capacidad para tomar decisiones, despreciando o exagerando a su vez los factores que afectan a una determinada situación.
Un líder con experiencia deber entender que si las personas están siempre de acuerdo con sus ideas y planteamientos es muy posible que esté haciendo mal su trabajo, debe saber que si le molestan las sugerencias de otros y las menosprecia es porque posiblemente ya ha caído en el lado oscuro de la arrogancia y la soberbia.
llegar a ser un líder exitoso tiene sus méritos, pero lo que sigue no siempre es fácil, cuando vamos subiendo tenemos el deseo de ganar y llegar a la cumbre, en ese momento la pasión nubla al espíritu y lo estimula, pero una vez conquistada la cumbre la determinación se acaba, la energía disminuye y los vicios surgen.
Siempre debemos tratar de avanzar con cautela y evitar caer en las trampas de nuestro propio conocimiento y excesiva autoestima, seamos lideres humilde pero orgullosos de lo que sabemos evitando llegar a los extremos de la arrogancia y de la soberbia, logrando equilibrar nuestras actitudes y nuestras virtudes.
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